lunes, 17 de diciembre de 2012

Lo llamo: odio III

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-Que las perillas/manijas/picaportes de la puerta del baño estén siempre mojadas. O con gotitas sospechosas.
Me da mucho asco tener contacto con las perillas húmedas; no sé si es orina, agua o mezcla de ambas u otras repulsivas substancias.

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-Que estornuden, tosan, o expulsen flatulencias en un lugar encerrado (estando yo presente) o a menos de 15 metros de mi (en un lugar abierto).
No la chinguen, respeten.

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-Que mi emisor tenga mal aliento.
Osea que con quien estoy teniendo una conversación, tenga algo muerto en la boca o haya comido mierda dos segundos antes de ponerse a hablar conmigo. Y la cosa se pone mas jodida cuando el emisor es un jefe o superior y te tienes que tragar ese hedor sin rechistar. En mi caso, yo no lo puedo disimular.

                                                                             
                                                           (* )( *)


-Que la nalgüita del jefe se crea superior a los demás solo por el hecho de ser su nalgüita.
En otras palabras: Que se crea la muy chingona por que el jefe le anda checando el aceite (jajaja)


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